martes, 17 de septiembre de 2013

Verificación del modelo y la solución (I)

Una de las primeras reglas de investigación de operaciones dice que, por lo general, no es suficiente confiar sólo en la propia intuición. Debe tomarse esta precaución no sólo al obtener la solución de un problema, sino también al evaluar el modelo que se formuló para representarlo. El criterio apropiado para juzgar la validez de un modelo es su capacidad de predecir los efectos relativos de los cursos de acción alternativos con suficiente exactitud para que permita tomar decisiones adecuadas. No importa cuán plausible pueda parecer el modelo, no debe aceptarse bajo la creencia de que esta condición quedará satisfecha. Dada la dificultad para comunicar y entender todos los aspectos y sutilezas de un problema operacional complejo, existe la rara posibilidad de que el equipo de investigación de operaciones no haya sido informado de todos los hechos reales de la situación, o no los haya interpretado correctamente. Por ejemplo, puede ser que no se haya incorporado al modelo un factor o una interrelación importante, o tal vez no se haya estimado con exactitud algún parámetro de entrada.

Antes de emprender pruebas más elaboradas, es bueno comenzar por verificar los errores obvios o lo que se pasó por alto en el modelo. Al examinar de nuevo la formulación del problema pueden descubrirse  las equivocaciones de este tipo. Otra prueba útil es la de asegurarse de que todas las expresiones matemáticas son consistentes en las dimensiones de las unidades que emplean. Además, puede obtenerse un mejor conocimiento de la validez del modelo variando los parámetros de entrada y/o las variables de decision, y comprobando que los resultados del modelo se comportan de una manera factible. Con frecuencia, esto es especialmente revelador cuando se asigna a los parámetros o a las variables valores extremos cercanos a su máximo o a su mínimo.


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